Plasma rico en plaquetas

El Plasma Rico en Plaquetas (PRP) es un tratamiento biológico que utiliza la propia sangre del paciente para estimular la regeneración de tejidos. A través de un proceso de centrifugado, se obtiene un concentrado de plaquetas cargadas de factores de crecimiento que favorecen la cicatrización, reducen la inflamación y promueven la reparación de tejidos musculoesqueléticos.

Aplicaciones en traumatología y medicina deportiva

Variedad de lesiones y patologías, especialmente aquellas de carácter tendinoso, muscular y articular. Algunas indicaciones frecuentes son:
Tratamiento de tendinopatias
Tendinopatías
Fascitis plantar tratamiento
Fascitis plantar
Tratamiento rodilla PRP
Rodilla
Artrosis leve moderada tratamiento
Artrosis leve o moderada (especialmente de rodilla, cadera o tobillo)
Tratramiento de lesiones ligamentosas leves
Lesiones ligamentosas leves
Es una herramienta muy valorada en medicina deportiva por su efecto regenerador y su capacidad para acortar los tiempos de recuperación.

¿En qué consiste?

El procedimiento comienza con una extracción de sangre del propio paciente. Esta se centrifuga para aislar el plasma rico en plaquetas. El concentrado se inyecta directamente en la zona afectada, bajo condiciones estériles. No requiere ingreso ni preparación previa, y el paciente puede retomar sus actividades diarias en poco tiempo.

En algunos casos se recomienda evitar esfuerzos intensos las 24-48 horas posteriores a la infiltración.

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Beneficios

La eficacia del PRP depende de la indicación y del estadio de la lesión, pero muchos pacientes experimentan mejoría clínica en pocas semanas.

Riesgos y complicaciones

Al ser un producto autólogo (producido a partir de la propia sangre), el PRP tiene un perfil de seguridad muy alto. Sin embargo, pueden presentarse efectos secundarios leves como inflamación temporal, enrojecimiento o molestia en el lugar de la inyección. La infección es extremadamente rara, pero posible, por lo que el procedimiento se realiza en condiciones estériles. No se recomienda en pacientes con trastornos hematológicos, infecciones activas o ciertas enfermedades autoinmunes.

Preguntas frecuentes

¿Duele la infiltración?
Puede producir una ligera molestia, pero suele ser bien tolerada. En algunos casos se puede aplicar anestesia local.
Depende del tipo de lesión. En general, se realizan entre 1 y 3 sesiones espaciadas en el tiempo.
Los efectos suelen comenzar a notarse a partir de las 2-4 semanas, y progresan durante los meses siguientes.
El PRP está respaldado por múltiples estudios clínicos que han demostrado su eficacia en patologías específicas, como la artrosis de rodilla leve-moderada y ciertas tendinopatías crónicas. Su indicación debe basarse en una valoración individualizada.